De Villaconejos a Gran canaria

MIQUEL ROSSELLÓ. La Gaveta Económica nº 6.


Villaconejos en Tenerife

Los hermanos Trigo no conocían Canarias pero sabían de las bondades del clima de las islas afortunadas. Fue así como decidieron alquilar unas hectáreas en El Burrero, en el municipio de Ingenio, donde antes se cultivaban tomates para sembrar melones.

Gracias a la ausencia de los inviernos fríos pueden obtener dos cosechas a lo largo de todo el año, en lugar de la única cosecha que se consigue en la península durante el verano. Detrás de toda actividad económica hay una idea, y en este caso estos agricultores y empresarios pensaron que no era necesario resignarse a que los únicos melones que se pudieran encontrar en los mercados durante el invierno fueran de Brasil o Senegal. Observaron una ventaja comparativa y decidieron aprovecharla, fue así como los melones de Villaconejos llegaron a Gran Canaria, y de la isla a las mesas de toda España. No es que en Gran Canaria no se cultivaran melones antes, pero siempre en producciones locales pequeñas de una fanegada. En las 21 hectáreas que tienen cultivadas los hermanos Trigo consiguen una producción que ronda los 600 mil kilos por cosecha, una parte se queda en Canarias y otra, se distribuye en la península vía Barcelona. Las cuantiosas lluvias de este otoño han malogrado parte de la cosecha pero son optimistas con la siembra de este enero. Empezaron con 15 hectáreas y no descartan llegar a cultivar unas 40. Manuel Trigo empezó a trabajar en el campo con tan solo ocho años, y tras cincuenta años dedicado al oficio, decidió trasladar su experiencia a Canarias para disfrutar una oportunidad que no se estaba aprovechando. Una apuesta arriesgada pero a largo plazo, se vino a vivir junto a su mujer y aquí esperan quedarse “hasta que se pueda”, ya que el negocio marcha bien y no les ha costado adaptarse a las bondades del clima y al cariño con que han sido recibidos por sus nuevos vecinos. Un caso de éxito que debería hacernos replantear el sistema insostenible de la subvención al tomate y al plátano con escasa salida en el mercado y que está dejando suelo libre que puede aprovecharse para actividades que sean más productivas tal y como han hecho los hermanos Trigo.

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El trabajo en el campo es sacrificado, comienza de buena mañana a las seis y media para aprovechar la luz y evitar el calor intenso del medio día. La temperatura, cálida y estable durante todo el año es una de las condiciones necesarias para que la planta dé frutos. Cuando visitamos la plantación el termómetro marca los 29ºC mientras una cuadrilla siembra las pequeñas matas que no tardarán en dar fruto. Dependiendo del trabajo que haya pueden llegar a emplear directamente a unas 12 personas sin tener en cuenta la actividad que alrededor se genera en cuanto a compra de material, logística, etc. Desde Tenerife llegan cajas y cajas de pequeñas macetas germinadas con variedades de melón piel de sapo como el jabalón o valverde que en unos doce días echarán raíces en la tierra arenosa de El Burrero. Las pequeñas plantas se cubren con unos tunelillos de plástico que incrementan la temperatura durante esta primera fase colocando arcos de alambre cada metro y medio recubiertos con plástico. La tierra arenosa drena hacia abajo por lo que en lugar del tradicional riego por goteo que se utilizaba en la zona, Manuel propuso utilizar cinta para el riego y parece que el resultado es mucho mejor porque empapa más el suelo utilizando menos agua. No todo son ventajas en estas latitudes, la ausencia de un invierno hace que el frío no mate las larvas de los insectos que pueden poner en peligro la cosecha por lo que parte de los esfuerzos durante todo el año tienen que dedicarse a tratar la tierra y evitar que se malogre. El agua abundante pero justa y el calor harán el resto para que las matas crezcan a lo largo de 95 días y lleguen a ese dulzor tan deseado entre el 12% y 14%. Será entonces cuando el paisaje tubular cambie por el verde de las matas cargadas de melones que pueden llegar a los 4 kg. Algunos llegan a ser tan grandes que tienen que utilizar otras cajas, así de generosa puede llegar a ser la tierra en Canarias. Entonces ya solo quedará recolectar la cosecha y preparar la distribución de la que se encarga la empresa hermana de Melones Trigo, Frutas Antonio. Y vuelta a empezar, se dejará descansar la tierra, el ganado pastará para terminar con las malas hierbas y se pueda iniciar todo el proceso de nuevo.
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